“Con una comunicación efectiva, todos los servicios son más
demandados, conocidos y valorados por la comunidad y, en consecuencia, resulta
mejor considerada la gestión del gobierno”. Empiezo con esta cita de Rafael
Reyes Arce, reputado consultor mexicano, que se puede simplificar en la
siguiente fórmula: mejor comunicación = mejor opinión.
E irremediablemente esa mejor comunicación en el gobierno e
instituciones públicas que acaban de constituirse en las últimas semanas pasa
por apostar, de una vez por todas, por la profesionalización de un área vital
para mejorar la calidad democrática y el servicio que se presta al ciudadano -
también para asegurar la reelección- aunque muchas veces sigue estando infravalorada.
Una profesionalización que debe, en primer lugar, contar con
políticos –y con sus máximos asesores- que consideren la comunicación como un
área estratégica de la institución y no como un simple gabinete de prensa. Esa
sin duda es el gran error que cometen muchos ayuntamientos e instituciones
públicas en España. Hoy en día la audiencia, el cliente, el target –llámese
como se quiera- no solo consume información municipal de los medios de
comunicación.
Son una parte importantísima todavía pero no ya
omnipresente. Por tanto, la primera clave para comunicar bien es considerar la
comunicación como un área estratégica y como tal establecer un plan de
comunicación, un documento escrito, basado, por supuesto, en una buena
investigación.
Hay que conocer a nuestros clientes para poder cubrir sus
demandas, consiguiendo de esta forma una mejor valoración de la gestión
municipal. Y eso solo se hace invirtiendo en investigación. Algunos lo ven como
un gasto innecesario, pero a la larga, supone un gran ahorro para las arcas
públicas, conociendo qué quieren los ciudadanos y centrándose en esos aspectos
demandados.
Además, otro error es que muchos gobiernos solo ven la
comunicación a corto plazo y no como una manera de hacer evolucionar a la
institución, independientemente de quien la gobierne.
Para ello es necesario, como señalé anteriormente, elaborar
un plan estratégico de comunicación de la administración a largo plazo,
desterrando el cortoplacismo, que al final, redundará en un mejor servicio a
los ciudadanos, target clave del gobernante.
Comunicación interna y Redes Sociales
Comunicación interna y Redes Sociales
Dentro de ese plan hay otras dos cuestiones claves –una que
tiende a olvidarse y otra que está de moda- que completan las tres cuestiones
que quiero analizar en este artículo.
La primera es la comunicación interna, un departamento en
manos normalmente de recursos humanos que en el caso de las administraciones
públicas se debería potenciar más. Es un área poco explotada y que bien
gestionada podría generar importantes sinergias para los gobiernos.
Mantener motivados a los trabajadores de una empresa, o en
este caso de una institución pública, solo puede reportar resultados positivos
tanto para el ciudadano como para los gobernantes. Y al final todos salen
ganando.
Por tanto, establecer una estrategia que aborde seriamente
las necesidades y demandas de este departamento debería ser una de las
prioridades de todo gobierno en materia de comunicación y de recursos humanos.
Por último, la cuestión que está de moda –frívolamente
hablando- son los nuevos canales de comunicación directa que imponen las nuevas
tecnologías, en concreto las redes sociales o la web institucional.
La administración –en este caso el gobernante- ya no depende
exclusivamente de los medios para llegar a sus potenciales clientes
–ciudadanos-. Las tecnologías permiten un contacto directo y facilita las
gestiones y tramitaciones y ahora también las relaciones y conversaciones con
funcionarios y con los dirigentes de cada una de las instituciones.
En este sentido, recomiendo a las administraciones pensar como las empresas e invertir en estos departamentos para potenciarlos, porque la realidad y el negocio se lo imponen.
Por tanto es el momento de invertir, con personal
cualificado –ya sea a través de contrataciones o reciclado de empleados- y
herramientas que acerquen más a la administración con el administrado. Y eso
también es tarea de la comunicación.
Las instituciones no pueden quedarse atrás y deben
evolucionar a lo que demanda la sociedad. El que no lo asuma o no crea en estas
claves se está poniendo una venda en los ojos y fracasará en la fórmula
descrita al principio: + Comunicación = + valoración